La gente está pendiente de los actos de Jesús. Quedaban
prendados de la autoridad con la que hablaba y decía las cosas, pero, más aún
que lo que decía lo hacía luego en buenas obras curando toda clase de
enfermedades. Y todo lo hacía gratis, por amor. No hay mejor cartel que ese, y
la gente se agolpaba a la puerta donde estaba Jesús.
Sobra decir el por qué la gente iba a buscarle. Buscaban el
interés material, la salud, sin pensar en lo que decía. Al menos eso es lo que
se deduce, porque seguirle de forma comprometida y seria no parece que lo
hacían muchos. Las cosas no han cambiado mucho en nuestros días.
Porque, ¿no ocurre lo
mismo hoy? Incluso, nosotros mismos, ¿no nos movemos quizás porque en Jesús
encontramos una esperanza para nuestra salud? Puede ocurrir que nos pase algo
de eso, empezando por mí mismo. Pidamos que la acción del Espíritu Santo nos
ayude a limpiarnos y a buscar la verdadera salud, la de vivir en el amor sin
condiciones. Amén.
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