El hombre se fía cuando aquel que habla, habla en verdad y
su vida lo manifiesta. Entonces toda duda queda despejada, porque lo que dice
coincide con lo que hace. Es el caso de Jesús, pero, así y todo, exigen signos
y pruebas. ¿Qué signos y pruebas?
Posiblemente, sucede que tenemos una idea e imagen concebida
ya de antemano, y el mesías esperado tendrá que ajustarse a lo que muchos,
sobre todo los que mandan, esperan. Así, no se trata de que no ven signos, sino no ven los signos que quieren y les gustaría ver.
No interesa cualquier
mesías, ellos esperan uno ajustado a su pensamiento e intereses. Y, parece que
Jesús de Nazaret no cumple ni se ajusta a esos cánones que ellos establecen.
Por lo tanto, hay que discutirle y ponerle la cosa difícil. Y se les ocurre,
para ponerlo en tela de juicio y confundir, exigirles signos. Y es que la fe no
necesita signos, pues lo tienen delante.
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