En la mayoría de los casos apreciamos más lo de afuera que
lo de dentro. Es, también, más fácil ver lo externo que lo interno. Y más
rápido lo primero que lo segundo. Sin embargo, lo de dentro es lo más
importante, lo más difícil de ver y lo que más tarda. Pero, por eso, es lo
mejor y lo que más vale. Por eso cuesta.
Seguramente, todos caemos en el error de valorar lo
exterior, lo que se ve. El refrán nos avisa: “las apariencias engañan”, pero
así todo, conociéndolo, no hacemos mucho caso. Nos dejamos llevar por las
apariencias y luego vienen los disgustos y las sorpresas. Nos cuesta aprender.
Debemos saber que
todo lo que sucede y pasa en una persona está relacionado con su propio interior.
En su corazón tienen encuentro todas sus experiencias y decisiones. Allí se
cuece el bacalao y lo que cada persona es se va fraguando en su corazón. Es
más, cada cual dará, tarde o temprano, lo que lleva en su corazón.
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