El Evangelio de hoy es muy sencillo. Nos habla de Tomás, un
discípulo de Jesús que no cree que haya resucitado. Y tampoco cree lo que le
dicen sus compañeros. Necesita verlo por él mismo. ¿No te recuerda alguien esa
actitud? También nosotros necesitamos ver por nuestros propios ojos. Y nos
resistimos a creer.
Hay muchos Tomás en este mundo. Muchos Tomás que no creen
sino lo que ven, y rechazan, a pesar del testimonio de sus amigos, todo aquello
que le dicen. Y muchos, a pesar de testimonios y ejemplos, se cierran a creer.
Posiblemente, no le será dada otra oportunidad.
Al final, Jesús llama
dichosos a aquellos que creen sin haber visto. Dichosos y bienaventurados
aquellos que se fían de su Palabra. Como niños que creen en sus padres. No nos
queda otra opción sino pedir al Espíritu Santo que nos aumente la fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.