miércoles, 9 de agosto de 2017

El hombre cree que siempre hay tiempo, y así parece. Nunca es tarde si la dicha es buena. Así reza el refrán, pero, llega un momento que es definitivo y que en él termina todo nuestro tiempo. Y nuestra felicidad dependerá de ese momento. Por lo tanto, tomárselo en serio sería muy buena opción, sobre todo ahora que estamos a tiempo.

Hay un peligro, y es que no sabemos el día ni la hora. Y eso juega en nuestra contra, porque podemos ser sorprendidos. De ello se desprende que debemos estar siempre atentos y, sobre todo, preparados. Y preparados consiste en estar en sintonía con el Señor y con nuestra particular alcuza llena de aceite.

Eso significa que debemos estar atentos y viviendo hasta el último momento de nuestro tiempo en su presencia y a los pies de su Misericordia. Y tener la lámpara de nuestro corazón bien limpia y encendida para acudir con prontitud a su llamada, abandonados a su Gracia y Misericordia.

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