domingo, 13 de agosto de 2017

La experiencia de nuestra vida, y la que recibimos de otros, nos revelan que hay momentos en que, a pesar nuestra voluntad, nos hundimos en las aguas de nuestros propios vicios y apetencias. Y nos experimentamos impotentes y sometidos a esos vicios que llegan a dominar nuestra voluntad. Y sólo hay dos maneras de afrontarlo: “Pidiendo auxilio o dejándote hundir”.

Esa fue la experiencia de Pedro. No sólo en el momento de sus dudas y verse hundiéndose, sino en aquella noche de cobardía y miedo que negó al Señor tres veces. Supo aceptar sus miedos y sus pecados; supo humillarse y levantarse, y supo confiar esperanzado en la Misericordia del Señor.

También nosotros tenemos esa oportunidad. Navegaremos por aguas turbulentas, por tempestades huracanadas, por terremotos y fuego como experimento Elías, pero, seremos salvados si confiamos en la presencia del Señor. Él está pendiente de nosotros y nunca nos abandona. Lo encontraremos, con la Mano tendida y la suavidad de la brisa o caminando sobre las aguas, para salvarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.