sábado, 23 de septiembre de 2017

En la medida que tu compromiso se activa y se compromete, valga la redundancia, irás advirtiendo que actividades haces mejor, y, también, cuales sirven mejor a los demás. Entonces irás descubriendo cuales son las semillas que tú corazón debe acoger, cultivar y, bien abonadas, sembrarlas.

Con el tiempo tu labor irá fructificando y dando esos frutos que mejoren el mundo en el que vivimos. Unos frutos que, estando tu árbol injertado en el Señor Jesús, dará los frutos más hermosos y buenos que servirán para que otros alivien su vida y, con tu testimonio, descubran también sus semillas.

Es bueno orientar las orejas y despertar los oídos. Estar atentos y disponibles para recibir y responder a la llamada de invitación a participar en la Viña del Señor. Tu trabajo hace falta. Si el Señor te ha creado es porque también te ha mandado una misión. Una misión que hoy te reclama y con la que tú puedes ayudar a que el mundo sea el verdadero Reino de Dios.

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