No cabe duda que nos sentimos
atraídos por aquello que nos llega al corazón. Nada que no entre en nuestros
sentimientos y los abra nos podrá interesar. Sentimos interés y atención a todo
aquello que responde a nuestras expectativas de felicidad, pero solemos
equivocarnos con mucha facilidad.
Porque las cosas que son de
este mundo nos presentan una felicidad efímera y caduca. Son espejismos que nos
asombran, pero de la misma forma sorprendente desaparecen. Posiblemente nos
haya ocurrido eso muchas veces en nuestras vidas, y, creyendo que habíamos
encontrado la felicidad, nos hemos desengañados con frecuencia.
Quizás vayamos algo despistados por la vida y
entretenidos en las cosas que ésta nos presenta. Quizás necesitamos tener un
poco más de serenidad y espacios de reflexión. Porque, como a Mateo, Jesús
también nos llama a cada uno de nosotros. Y, quizás, absorbidos por las luces
de este mundo, no le respondemos ni le seguimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.