El Señor nos quiere tanto que
nos da pista. Nos advierte que el camino es adverso. Vendrán días de tormentas,
de cataclismos, de terremotos, de guerras, de confusiones, de seducciones y de
muchos que tratarán de engañarnos y confundirnos. Y eso lo estamos viviendo.
Quizás cada día más.
El mundo parece que camina
hacia su propia destrucción. Cada día el odio y la venganza; el egoísmo y la
ambición provocan en los hombres enfrentamientos. Y las naciones se predisponen
a la lucha y a la destrucción por el poder y las riquezas. Ante todo esto que
vamos viviendo y presenciando, el Señor nos tranquiliza y nos dice que no es el
final.
Primero tendrá que suceder todo esto, y el Señor
llegará repentinamente como un rayo fulgurante, sin avisar y sin saber ni el
día ni la hora. Todo esto nos advierte a estar vigilantes y preparados. La
parábola de las diez vírgenes de haces días nos descubre todo esto que el Señor
nos revela. Estemos preparados porque no sabemos el día ni la hora. Creamos en
su Palabra y perseveremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.