jueves, 21 de diciembre de 2017

Lo que da verdadero sentido y valor a tus actos es el servicio gratuito. No se trata de servir por un salario, sino servir gratuitamente. El amor se descubre cuando el servicio es gratuito. La gratuidad determina la autenticidad de tus actos. Porque, sólo quien actúa gratuitamente lo hace por amor.
                
María, elevada a la categoría máxima al ser elegida Madre del Mesía que había de venir, no se detiene en mirarse a sí misma ni a vanagloriase de su elección, sino que corre a prisa a servir a su prima Isabel, también encinta. María pone en práctica el amor a Dios sirviendo al prójimo.

Porque, la oración hace mucha falta, pero, para luego servir y estar en actitud de disponibilidad. De no ser así, algo falla. Posiblemente, la oración no tiene buena intención, o se hace con sentido de apariencia para conseguir otros beneficios. Quien reza seriamente transforma su corazón y actúa con amor.

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