Pasamos el tiempo malgastándolo y desoyendo todo lo que no
sea mis propias ideas, intereses y apetencias. No estamos atentos a nada que no
sea nosotros mismos y no nos enteramos de nada. Han pasado los profetas y los
hombres de Dios y los profetas y hombres del mundo no han hecho caso.
El hombre se erige como ser suficiente y dueño de su
destino. Y no está dispuesto a entender nada de lo que no le interesa. Menos
oír el Mensaje de salvación y más todavía vivirlo. Todos nuestros proyectos son
opuestos a los proyectos de Dios. Vamos por otro camino.
Y en esa actitud se
hace difícil encontrarnos con el Señor. Pasa la proclamación de Juan y también
la presencia de Jesús entre nosotros. El hombre celebra otra navidad. Fiesta de
turrones, de regalos, de música, canciones y comilonas. No se enteran que ha
llegado la Buena Noticia de Salvación.
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