Sucede que muchos deducimos
que encontrarnos con Jesús significa salir corriendo a hacer y servir. Buscamos
lugares, posiblemente en la Iglesia, donde servir y colaborar, y nos llenamos
de actividades con las que, pensamos, respondemos al encuentro con Jesús. Y
desesperamos por convertir todo lo que se mueve a nuestro alrededor.
No es que nada de eso sea
malo, pero no es el camino. Posiblemente, en poco tiempo quedaremos cansados o
peleados con algunos de los que colaboramos. Se nos hunde la casa, pues la hemos levantado sobre arena. El Camino es el Señor, y
permanecer en Él es la clave y el secreto. Será Él quien nos dé la Gracia para
mejorar, para servir y hacer lo que realmente tengamos que hacer.
Porque, la Voluntad del Padre es que seamos capaces de
amar como nos ha enseñado su Hijo, el Señor. Y eso significa tratar de
parecernos a Jesús y actuar como Él. Sabemos que sin Él nada podemos, y,
también sabemos que con Él y por su Gracia podemos ir mejorando. Conociéndole y
escuchándole en su Palabra de cada día iremos viendo el camino a tomar.
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