sábado, 25 de agosto de 2018

La vida es dura y nos cuesta trabajo. Levantarse necesita un esfuerzo y todo lo que hacemos también. La vida exige disciplina y eso es trabajo que lleva esfuerzo. Dios desterró al hombre a vivir con esfuerzo y trabajo –Gn 3, 17-19- por su desobediencia. No hay otra alternativa sino la de trabajar.

El trabajo dignifica al hombre porque es la respuesta obediente al mandato de Dios. Y también nos da la oportunidad de manifestar nuestro amor cuando lo hacemos con actitud generosa, disponible, voluntaria y alegre por amor tratando de servir. Nada nos hace más grande que el servicio a los demás.

Y cuando lo hacemos por amor la grandeza es infinita, porque nos estamos pareciendo a Dios, que nos ama con verdadero amor. Por lo tanto, tratemos de estar preparado para servir, y lo hacemos en la medida que nos esforzamos para que nuestro corazón arda en esa intención por la Gracia de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.