viernes, 3 de agosto de 2018

Muchas veces el hombre complica su propia vida y lo que Dios quiere transmitirle. Pone barreras entre la Palabra de Dios y su oído e impide que la pueda oír. Y pone su imaginación y su pensamiento a lo que Dios quiere transmitirle. ¿Qué ocurre? Que se equivoca y no escucha lo que Dios le dice.

No podía imaginar el hombre que el Mesías prometido estuviese escondido en la Persona de Jesús. Aquel Jesús que ellos conocían era una más de ellos. Conocían a su Madre y su padre era el carpintero José. ¿Cómo iba a ser ese Jesús el Mesías prometido y enviado? No entraba esa idea en sus cabezas.

Pero, ¿qué ocurre hoy? ¿Nos sucede a nosotros lo mismo? ¿Acaso nosotros no pensamos que las cosas de Dios tienen que pasar por nuestra razón y nuestra forma de pensar? ¿Pretendemos entender a Dios? ¿O lo verdaderamente importante es fiarnos de Él? Dios puede hacer lo que quiera y suele tomar lo más pequeño, humilde y aparentemente inservible. Es Dios y todo es posible en y con Él.

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