viernes, 28 de septiembre de 2018

El cristianismo es la fe en Jesús, a quien se sigue con todas sus consecuencias. Él es el Camino, la Verdad y la Vida y nos señala con sus pasos el camino a seguir también nosotros. Ese es Jesús para mí, Aquel que me salva y ha bajado del Cielo enviado por el Padre Dios. El Mesías e Hijo de Dios verdadero.

Seguir a Jesús me compromete a realizar un culto determinado y a seguir unos mandatos que se concretan en amar tal y como Él nos ha enseñado a amar. Pero, nunca nos deja solos sino que nos acompaña y nos envía al Paráclito, Espíritu de la Verdad, que nos asiste y nos auxilia.

Seguir a Jesús es confesarle y proclamarle con tu palabra y con tu vida. Seguir a Jesús es ser testimonio, con tu esfuerzo y exigencia, de ese amor que Él te ha dado y que tú también debes de dar a los demás, incluso a los que te tratan mal. Seguir a Jesús es abandonarte en sus Manos y confiar en su Misericordia.

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