sábado, 22 de diciembre de 2018

María es elegida por su humildad y sencillez. Y en el momento de decidir ir a la casa de su prima Isabel descubre en su corazón la humildad que llena su corazón. Siendo la elegida para la misión más alta a la que una persona puede aspirar, ella se vuelve humilde y se entrega a servir.

Sabiendo que su prima Isabel la puede necesitar se dirige a servirla. Es de sentido común que su prima se sorprenda y exclame cómo es posible que la Madre de su Señor venga a visitarla en esa actitud de servicio. Y lo dicho, la humildad establece una corriente de empatía y admiración.

Es la lección que nos deja hoy la Virgen. Ser humilde es muy importante en nuestras vidas. Tan importante que sin la humildad no podemos encontrarnos con el Señor. Treinta años después Jesús, su Hijo, proclamó que había venido a servir no a ser servido.

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