No es la Ley la que debe
juzgar nuestros actos sino el amor. Porque, se puede cumplir, pero no amar.
Quien cumple hace lo que dicta la ley, y eso descubre solamente un buen
cumplimiento, pero no significa que ama, pues el amor está por encima de la
ley.
Y el amor justifica al que es
débil y falla en los cumplimientos aunque quiera cumplirlo. Porque, la
verdadera rectitud no está en la ley sino en la buena intención de cumplirla y
hacerlo en verdad y justicia. Nuestras miserias están ahí y siempre estaremos necesitados de limpiarlas, pues no se hace con los cumplimientos.
Y la verdad nos descubre como
cumplidores imperfectos que escondemos nuestros pecados y aparentamos ser
cumplidores cuando la verdad no es así. Por eso, quienes se ensalzan terminarán
humillados, y quienes se humillan terminaran ensalzados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.