Es esperanzador y
reconfortante el testimonio de otros que han sufrido también el camino pero que
su constancia y firmeza le han valido para llegar y encontrar la respuesta
misericordiosa del Señor. La mujer cananea de hoy es un ejemplo que nos da
esperanza y actitud para perseverar.
Quizás tengamos necesidad de
sufrir avatares y dificultades para probarnos en la fe, porque, sólo cuando te
sientes amenazado y en peligro tienes oportunidad de demostrar que tu fe esta
impoluta y firme. Pero, ser consciente de esto no es fácil, pues nos viene
enseguida al pensamiento la lejanía y el silencio de Dios.
Perseverar y continuar la
lucha a pesar de los pesares y sabiendo que todo lo que nos ocurra son pruebas
que nos pueden valer y ayudar a demostrarle al Señor que queremos seguirle y
que confiamos en Él, son privilegios que debemos acoger, aceptar y valorar como
regalos del Señor con la firme esperanza de que el gozo y la felicidad
llegarán.
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