domingo, 1 de septiembre de 2019

Resultado de imagen de Lc 14,1.7-14) por Fano
Todos hemos experimentados que alardear de nuestras cualidades no resulta agradable ni es bien acogido por los demás. Enaltecernos no cae bien y la realidad es que todos lo sabemos y, a pesar de que nos gusta, evitamos decirlo, al menos directamente.

Eso sí, nos gusta que nos lo digan y que nos tengan como el centro de la atención de los demás. Nos gusta que nos exalten nuestras cualidades y que hablen bien de nosotros. En una palabra, nos gusta echárnosla. Sin embargo, no nos parece bien actuar así.

Todos entendemos que es mejor actitud y cae muy bien presentarnos con humildad y no presumir de lo que somos o tenemos. Sabemos por experiencia que esa postura sienta mejor y que al final mostrándonos humildes conseguimos mejores resultados y seremos enaltecidos. Por lo tanto, la misma experiencia nos invita a ser humildes.

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