viernes, 1 de noviembre de 2019

Resultado de imagen de Lc 13,31-35
En el Evangelio de hoy, Jesús es avisado que Herodes quiere matarle, pero ante tal amenaza Jesús tiene muy clara su misión y su subida a Jerusalén. Nada le detiene, pues ha venido, por voluntad propia, enviado por el Padre para llegar hasta la Cruz.

También, a nosotros se nos plantea la misma situación. Igual no es tan cruenta o amenazante, pero si es una lucha constante contra nosotros mismos y contra nuestra naturaleza humana herida por el pecado. Necesitamos salir de nosotros mismos, de nuestras comodidades y seguridades para liberarnos de la esclavitud del pecado.

Y esa actitud necesita firmeza y tener el objetivo clara. Jesús lo tiene y sabe que su camino es llegar a Jerusalén, porque es allí donde va a entregar su Vida por y para remisión de todos nuestros pecados. Y nada ni nadie lo va a parar, incluso el peligro y la amenaza de muerte que le anuncian por parte del rey Herodes.

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