Jesús nos prueba en muchos momentos de nuestra vida. Es
posible que la mayoría de las veces no le descubramos o, nosotros no estemos atentos a su presencia. También
puede ocurrir que esperamos un Dios de acuerdo con nuestras ideas y nuestra
forma de entender la vida.
Confundimos nuestra naturaleza con la de Dios y pensamos que
Él también está sujeto a ella. No entra en nuestros cálculos que Jesús pueda
caminar sobre las aguas ni hacer los prodigios, como multiplicar los cinco panes
y peces para que puedan comer miles de personas.
Sólo se nos ocurre pensar que es un fantasma. No es algo que
sucedió sino que sigue sucediendo ahora en este momento. También nosotros
dudamos y nos cuesta entender que Jesús está entre nosotros y camina con
nosotros. Y que podemos hablar con Él en cada momento a través de la oración.
Tengamos confianza.
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