Supongo que a nosotros nos ocurre algo parecido. Partiendo
de mi misma experiencia experimento esas mismas dudas y tentaciones. Pongo en
tela de juicio su identidad divina y hay momentos que me cuesta aceptar su
Divinidad de hijo de Dios. Y eso no deja al descubierto sino que necesito la
fe.
Las primeras Palabras de Jesús me invitan a eso a convertirme
y a creer en el Evangelio. Me alerta que el Reino de Dios está cerca y que ya
ha llegado el tiempo. Él, precisamente, es el Reino de Dios y ya está entre
nosotros. Por lo tanto, necesito creer en El. Eso es lo primero.
Jesús, no sólo nos habla y nos anuncia el Reino de Dios,
sino que también, con sus Obras, nos alivia y nos cura. Expulsa demonios y nos
demuestra que ha venido a salvarnos íntegramente porque tiene poder sobre la
enfermedad y sobre la muerte. Él es el Reino de Dios que se hace presente.
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