Para Jairo, aquel jefe de sinagoga, la vida de su hija era
lo importante y lo demás, no es que careciera de valor, pero, la prioridad era
su hija. Ahora era su hija y su vida lo verdaderamente importante. Pero, el
haber sido devuelta a la vida no significa sino que lo verdaderamente
importante volverá a ser la resurrección.
Y esa resurrección es lo que nos promete Jesús. Quien cree
en mí tendrá vida eterna –Jn 11, 25 – y esa es la verdadera vida que todos
deseamos. Porque, esta vida es un camino y una oportunidad para ganar la otra.
Y es un privilegio que tengas una nueva oportunidad venciendo la muerte, pero
lo importante es vencerla definitivamente.
Por tanto, todas las resurrecciones que hizo el Señor y
milagros incluidos no son sino ocasiones y pruebas para que abramos los ojos y
tratemos de estar preparados y vigilantes para que cuando nos llegue esa hora
podamos alcanzar la Misericordia de Dios.
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