José, un hombre sencillo, carpintero modesto y sin nada
relevante, fue elegido por Dios para la mayor misión que se puede, al menos
desde la fe, realizar por un hombre. La pregunta que nos suscita esta elección
es, ¿por qué fue elegido un hombre sencillo como José?
Sin duda, creo que por su limpieza de corazón, su
sinceridad, humildad y sencillez y, sobre todo, por su buena voluntad y
obediencia. Obediencia que traslució en el momento que el ángel le anuncia que
lo que sucede en María es obra de Dios, y que él ha sido elegido para ser su
padre adoptivo.
Y fue obediente a lo que el ángel le dijo enviado por Dios.
Hoy celebramos esa efeméride resaltando esas cualidades y enseñanzas que José,
el esposo de María, nos ha dejado como testimonio y ejemplo de su vida. Maestro
y padre de Jesús durante el tiempo de su infancia.
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