Tú y yo somos también sacerdotes desde la hora de
nuestro bautismo. En él quedamos configurados como sacerdotes, profetas y
reyes. Y eso significa que en Jesucristo tenemos nuestra referencia, modelo y
camino. Ya nos lo dice el mismo: Soy Camino, Verdad y Vida.
Mi compromiso bautismal me compromete a ir dando la
vida en la medida que participo del sacerdocio de Jesucristo. Un sacerdocio
diferente al recibido en el orden ministerial que reciben los llamados al
sacerdocio en el sacramento del orden, y que nos complementan a seglares y
sacerdotes.
Porque, tanto unos como otros debemos colaborar en la
tarea sacerdotal tanto venida por y desde el bautismo como del sacramento del
orden. Por lo tanto, apoyados e injertados en nuestro Señor Jesucristo, Sumo y
único Sacerdote, caminamos tratando de cumplir, en estrecha relación, nuestros
compromiso sacramental unos y bautismal otros.
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