jueves, 26 de noviembre de 2020

 

No cabe duda que el mundo padece dolores de destrucción. Cada día se oyen lamentos de cambios de clima, de descongelación de los glaciares, de contaminación de las aguas, de residuos que contaminan y envenenan, de un consumo desorbitado y muchas cosas más…

¿Qué sucede? ¿Pueden ser esas señales y signos de que la destrucción y final del mundo está cerca? Sin embargo, el Señor nos dice: «Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación». Por eso, ante la cercanía de la destrucción del mundo – que llegará – Jesús nos da un mensaje de esperanza.

Sin embargo, Jesús nos transmite serenidad, confianza y un mensaje de liberación que nos da sosiego, tranquilidad y serenidad. Pero, sobre todo, esperanza. Una esperanza de liberación y de, a pesar de los acontecimientos apocalípticos, la fe en sentirnos liberados.

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