viernes, 27 de noviembre de 2020


Sin perder de vista la Resurrección de Jesús, que nos da esperanza y fundamenta nuestra fe, sabemos que el mundo desaparecerá, porque lo que tiene principio también tendrá fin. Y tenemos elementos de juicios para discernir qué tiempos vivimos e interpretarlos.           

De la misma forma que vemos signos que nos dicen que el verano o invierno está cerca – brotes en los árboles u hojas que se caen – también observamos tragedias, guerras, cambio climático, epidemias que nos hablan que el mundo se deteriora y que algún día todo desaparecerá.

¿Y qué tengo que hacer? Simplemente esperar – no dormido – despierto y atento a que mi vida esté alumbrada y realizada en la escucha de la Palabra de Dios. Que mis manos no estén vacías, sino llenas de buenas obras realizadas por amor que sostenga mi lámpara encendida y con suficiente aceite.

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