martes, 15 de diciembre de 2020


 

Es de sentido común pensar que cuando no se cumple con la palabra dada, se falta a la verdad. Si has dicho sí, luego no puedes decir no. Mentir es no cumplir lo que se ha prometido. Y eso no es un valor de tiempos antiguos, sino un valor de siempre.

Con relación a mi compromiso de fe – bautismo – mi vida cristiana necesita coherencia, porque, no solo debe cumplir en el interior, sino que también se necesita que se manifieste y se vea exteriormente. De modo que, si lo de dentro no va al mismo ritmo que lo de afuera, algo falla.

De esta manera su testimonio queda en entredicho. Lo que dice, luego no se traduce en un hace en la vida concreta de cada día. Hay una dicotomía que no se entiende ni deja pasar la luz ni fortalece la fe. Una vida de fe necesita coherencia entre la palabra y la vida.

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