
Dan, de manera libre, voluntaria y valiente de la Resurrección de Jesús. ¿No es esta una más que prueba de la Resurrección del Señor? ¿Cómo unos pobres, analfabetos y asustados hombres, muertos de miedo, se vuelven después tan valientes y dispuestos a morir? ¿No es esa una señal y prueba de su verdadera Resurrección?
Eso explica que el anuncio de la Buena Noticia haya llegado hasta nuestros días y que nosotros la hayamos recibido. De la misma manera, nosotros tenemos también que anunciar esa Buena Noticia que nos da esa Vida Eterna que buscamos.
La cuestión es que no tenemos otra prueba que el testimonio de los apóstoles recogido a través del tiempo por la Iglesia. Son testigos directos, pues compartieron su vida pública y le acompañaron esos tres años en los que Jesús proclamó la llegada del Reino de Dios.
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