Jesús, que observa que la gente, impresionada por el milagro de la multiplicación de panes y peces, le busca, les interpela y les descubre que el objetivo de su búsqueda no es el bueno y necesario, sino la solución a sus problemas materiales como espirituales.
Y, Jesús, no ha venido para allanarnos nuestro camino y hacérnoslo fácil y cómodo. Traemos ya lo necesario dentro de nosotros para tratar de dar respuestas a nuestros propios problemas. Jesús ha venido a descubrirnos que nuestro camino, verdad y vida es Él y a señalarnos cuál es.
Seguir a Jesús, por amor y confiar en su Palabra, es tratar de imitarle aceptando nuestro camino, tal y como se presenta, acogiéndolo en nuestro corazón, dándole respuesta y buscando seguir sus pasos hasta entregar nuestra vida tal como lo hizo Él, es decir, por amor.
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