jueves, 15 de abril de 2021

 

Conviene saber y, por consiguiente, conocer cuál es nuestro destino, pues, de no saberlo corremos el riesgo de perdernos en el abismo y desviarnos de nuestra meta final. Por y para eso se hace necesario levantar nuestra mirada al Cielo, lugar al que verdaderamente estamos llamados.

Porque, del Cielo viene el Señor, y solo Él conoce y sabe lo que está por encima de todo y a lo que realmente aspiramos en lo más profundo de nuestro corazón. Pues, aquí abajo nada nos satisface ni nos llena plenamente hasta el punto de colmar la medida de nuestra felicidad.

Solo, en y por el Señor será nuestras aspiraciones satisfechas plenamente. Él será nuestro descanso y nuestra eterna felicidad, porque, es solo en Él donde encontramos nuestra plenitud eterna. Diría San Agustín: estamos hechos, Señor para Ti, y solo descansaremos plenamente cuando lleguemos a Ti. Amén

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