Sabido es que el sabio cuanto más experimenta que no sabe, es más sabio. Porque, el hombre experimenta y descubre que en la medida que avanza en conocimiento, se da cuenta lo pequeño que es y lo que le falta del saber. Concluye que la verdadera sabiduría está en el saberse pequeño y criatura.
Dios ha elegido ese camino. Ha elegido a los humildes y sencillos y nos ha infundido un corazón humilde y sencillo. De modo que, cuando nos volvemos arrogantes y prepotentes sabemos y experimentamos que no actuamos bien.
Y, como prueba de su Palabra y de su Amor, nos ha enviado a su Hijo, no como rey ni sabio, sino como un Niño indefenso, sencillo y humilde, nacido en una familia sencilla y humilde y sin ningún privilegio e igual que cualquier niño de su época. Semejante al hombre menos en el pecado.
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