Es el más grande, el Hijo de Dios hecho hombre. Dios, Uno y Trino, Creador de todo lo visible e invisible. El Mesías anunciado que ha bajado del Cielo para liberarnos de la esclavitud del pecado y darnos esa felicidad eterna que buscamos.
Y, ¡qué maravilla! También nosotros, si creemos en Él estamos invitados a ese banquete del Padre, a acudir a su lado y permanecer en Él dichosamente para toda la eternidad. Porque, seguirle es terminar, a pesar de que nuestro camino sea un camino de cruz, en la Gloria y dicha eterna.
Pidamos, pues, esa sabiduría de reconocerle en cada instante de nuestra vida y de tener presente que Jesús está victorioso y triunfante a la derecha del Padre, y vendrá a buscar a todos aquellos que creen en Él para llevarles junto al Padre.
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