viernes, 28 de mayo de 2021

 

Es posible que nuestra vida de oración deja mucho que desear, y, en la misma medida, nuestros frutos son escasos y de mala calidad. Nuestra raíz nos está fortalecida y bien regada. Nuestra oración es superficial, sin convicción, y más rutinaria y de cumplimiento que de encuentro.

Posiblemente, nuestra raíz no ha hundido sus tentáculos lo suficientemente profundos para agarrarse a la tierra y sacar de ella esa vida que necesita para sostenerse, alimentarse y dar buenos frutos. Posiblemente, no haya encontrado tierra buena donde agarrarse.

Y es que las raíces de nuestro corazón necesitan el regadío de la oración y el alimento Eucarístico que las sostengan fuertes y puedan agarrarse a la Gracia de Dios para superar todas las tempestades y obstáculos que sufren durante su recorrido por este mundo tentador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.