lunes, 31 de mayo de 2021

 

María vive en silencio la Buena Noticia de la visita del Hijo de Dios, el Mesía prometido y encarnado en su vientre. José, su marido, no lo entiende y menos los de su entorno familiar. Cuánto más nosotros que exigimos ver lo que no podemos entender.

María sigue adelante, fiel y obediente a la Palabra y Voluntad de Dios. Se fía de su Dios y, aún sin entender, camina en su Voluntad confiada en que lo que el Señor le ha dicho se cumplirá. Su prima Isabel se lo confirma al recibir su visita. María, la Madre de su Señor. 

Ahora, ¿qué decimos nosotros respecto a esto? Posiblemente, lo creamos, pero, ¿cómo podemos afirmar que lo creemos  si esa fe no modifica nuestro camino? ¿Acaso la fe, nuestra propia fe, no mueve montañas? ¿Qué clase, entonces, de fe es? Pensemos que el Señor nace también cada día, cada Eucaristía en nuestros corazones.

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