lunes, 7 de junio de 2021

 

La experiencia nos descubre que todo lo bueno nos pide serios esfuerzos. Esfuerzos que nos exigen sudar y hasta sufrir. Pero, al final conocemos y experimentamos que ha valido la pena. El resultado es que aprendemos que tras el esfuerzo, sufrimiento e incluso, dolor, hay gozo y felicidad.

De la misma manera, probar nuestra fe y amor al Señor nos exigirá esfuerzos en nuestra vida y lucha contra esas pasiones de nuestra propia naturaleza que nos inclinan a disfrutar, a la comodidad y a la buena vida olvidándonos de los que sufren y lo pasan mal.

Y, experimentamos, que nuestro corazón no se siente contento. Hay sentimientos de solidaridad con los que sufren y lo pasan mal. Pues bien, dejar salir esos buenos sentimientos y compartirlos con los que peor lo están pasando son las bienaventuranzas que Jesús nos propone.

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