¿Cómo puedo considerarme discípulo tuyo y resistirme a aceptar las injusticias de otros sobre mi persona? ¿Dónde está mi coherencia y mi seguimiento si mi actitud es la del “ojo por ojo y diente por diente”? Acaso, ¿no has cargado sobre Ti mis pecados?
Seguirte, Señor, es derramar la medida de mi generosidad con abundancia. Y a quien te pide responderle con una actitud abierta. Porque, así actúa Dios contigo. No merecemos nada y, sin embargo, recibimos mucho cada día. Todo nos ha sido dado gratuitamente y sin merecerlo.
De modo que, a la hora de enfrentarnos a ese enemigo nos ayuda considerar que nuestro Padre Dios nos perdona de la misma manera. Es decir, actuamos nosotros como sus enemigos y Él nos perdona misericordiosamente y por amor. En Él podemos también nosotros amar así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.