jueves, 22 de julio de 2021

 

Hoy a nosotros se nos presenta mucho más fácil el hecho de la Resurrección. Tenemos el testimonio de los apóstoles, la Iglesia y la fe que, por la Gracia del Espíritu Santo hemos recibido. De cualquier forma, somos libres para abrir nuestros corazones a esa acción del Espíritu Santo.

Sin embargo, también como le ocurrió a María Magdalena, nos cuesta ver y reconocer al Señor en el cotidiano caminar de cada día. Vencer nuestras apetencias, nuestros intereses, nuestras comodidades y egoísmos nos nublan la vista y nos impiden ver al Señor.

Quizás, cegados por el mundo, demonio y la carne no somos capaces de ir en busca del sepulcro y comprobar que Jesús no está allí. Luego, la alegría de ver que no está, debe animarnos y fortalecernos para entender que ha Resucitado y que camina entre nosotros. Amén.

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