Cuando entablas conversación con alguien que no cree e incluso está en oposición y enfrentamiento con la Iglesia, una de las defensas que esgrimen es la hipocresía y la poca coherencia de los que nos llamamos cristianos. Y tenemos que darle la razón, aunque eso no tiene que ver nada con la fe ni con Jesús.
Porque, Él. Jesús, sí fue y es coherente con su Anuncio de la Buena Noticia. Y nos espera, y está siempre dispuesto a abrirnos sus brazos al perdón y la Misericordia Infinita. Nunca debemos esconder esos talentos recibidos gratuitamente para ponerlos al servicio de los demás de manera gratuita e incondicional.
Nunca para cruzarte de brazo. Se te han dado para que los descubras y los negocie utilizándolos para el bien de los más necesitados y pobres. Son ellos a los que están dirigidos de manera especial. Y eso te exigirá, claro está, riesgo y compromiso, y te exigirá – valga la redundancia – salir de ti mismo y de tus comodidades.
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