viernes, 29 de octubre de 2021

 

Cuántos conflictos en instituciones y cargos públicos respecto a leyes y actos que tiene influencia en los demás. Y todos se esconden en interpretaciones de leyes que, se hacen – al menos deben hacerse – para el bien de los ciudadanos y no de los gobernantes.

Pero, no importa. La ley manda cuando coincide con mis intereses y satisface mi ego personal. Y, el bien que se pueda hacer a otra persona queda minimizado y en segundo plano. La historia de la ley de los sábados se repite a menudo en otras leyes que no buscan el bien de los hombres sino el de los legisladores.

Miremos y pensemos que la ley siempre debe estar para regular, ayudar, asistir y beneficiar a los hombres y mujeres. Porque, en función y para su servicio se hacen. Por tanto, dejemos de impedir que la ley cumpla su misión para la que está destinada.

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