Cuando estamos en apuros, y creo que todo tenemos experiencia de esto, recurrimos a quien pensamos nos puede ayudar. Pero, una vez resuelto nuestro problema, ¿nos acordamos de agradecerle su ayuda? Posiblemente, en el mejor de los casos le demos gracias, pero, pronto nos olvidamos.
Nos sucede con nuestros mismos padres. ¡Tanto que hemos recibidos de ellos! y, ¿cómo le pagamos sus esfuerzos y trabajos por darnos lo mejor? Y, no digamos con respecto a nuestro Padre Dios. Realmente, ¿sabemos lo que hemos recibido gratuitamente?
No cabe ninguna duda que nuestra verdadera y auténtica conversión pasa por darnos cuenta de lo que ha hecho el Señor por mí. Descubrir y observar lo que recibo, de forma gratuita, por amor y la vida eterna que me regala. Y, descubrir cómo lo hace, dándoseme cada día Eucarísticamente, me seduce y convierte
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.