lunes, 29 de noviembre de 2021

 

 

Aquel centurión sintió compasión de su criado y buscó la manera de sanarle. Enterado del poder de Jesús creyó en Él y se puso en camino para encontrarle y pedirle que sanara a su criado. Y, lo más sorprendente fue su fe.

Una fe que le llevó a expresar su confianza hasta el punto de pedirle al Señor que con una Palabra suya su criado sanaría. No se consideraba – al ser pagano – que Jesús entrara en su Casa. Su fe fue plena y hoy la repetimos en la celebración Eucarística.

Es evidente que la fe de aquel centurión fue grande hasta el punto que sorprendió a Jesús que manifestó que no había encontrado una fe mayor que ésta. Quizás este testimonio del centurión nos puede ayudar a que también nosotros pidamos que nuestro Padre Dios aumente nuestra fe.

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