Jesús, que sabe y conoce el Amor de su Padre, y a eso viene a este mundo, a Anunciarnos la Buena Noticias de la Infinita Misericordia de Dios. No puede dejar de descubrir y denunciar este sometimiento del hombre, criatura preferida de Dios, a la Ley de los hombres.

Una Ley dictada por hombres imperfectos y, por supuestos injustos, no puede ser perfecta. Y si no es perfecta, no está llamada a cumplirse a raja tabla. Es evidente que el sábado fue elegido para descansar, pero, un descanso de buscar espacio para dedicarle a Dios nuestro tiempo de adoración.

No debía contemplarse, porque Dios quiere el bien de sus criaturas, el impedir la curación u otra necesidad que fuese a beneficiar, en el buen sentido, al hombre. El sábado está en función y servicio del hombre, y, eso, Jesús no podía callárselo. Era mandato de su Padre. El amor, la verdad y la justicia están por encima de toda Ley.