Anunciar a Jesús no termina en presentarlo y se acabó. Anunciar a Jesús es presentar su compromiso de amor dando testimonio del tuyo. Proclamar la Buena Noticia es proponerla en la medida que tú también la vives.

No puedes ni debes presentar al Señor a otros sin dar testimonio de tus ofrendas, porque, en ellas, unidos al Sacrificio de Jesús en la Cruz, está tu verdad, tu compromiso y tu coherencia. Y, es esa coherencia la que descubre tu compromiso y contagia esa Buena Noticia que propones como liberación y salvación.

Una Buena Noticia que, tal y como profetiza Simeón, es signo de contradicción para muchos. Jesús es Luz que alumbra a todas las naciones, aceptados por unos y rechazados por otros. ¿Dónde estamos nosotros, en los que aceptan su Luz o entre los que la rechazan?