Somos esclavos de nuestras propias pasiones, de
nuestra soberbia, ambiciones y pecados. Nuestros propios errores nos señalan y
esclavizan. ¿Qué hacer? Este mundo no nos libera, al contrario, nos esclaviza.
Sostenidos en la Palabra de Jesús encontraremos la
Verdad, porque, Jesús, el Señor, nos habla en Verdad. Su Palabra llega a lo más
profundo del corazón y nos descubre lo que realmente deseamos, la Vida Eterna
en plenitud.
Estamos en este mundo para eso, para, desde aquí, partir hacia la Vida Eterna. Esa Vida gozosa y plena que nos espera junto al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Porque, no hemos sido creados para vivir y morir esclavizados por el pecado. Todo lo contrario, libres para elegir vivir eternamente.
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