Nuestra
meta está clara, resucitar e ir a la gloria junto al Padre. Jesús, con su
Ascensión al Padre, nos señala también nuestro camino. Y, sabemos, que tenemos
que hacer para recorrer ese camino, vivir y cumplir la Voluntad de Dios.
En
la medida que caminamos experimentamos debilidad y heridos por el pecado, somos consciente, Señor, de tu Infinita Misericordia y
compasión. Por ella te damos las gracias, estamos salvados y todo es Gracia
tuya. Amén.
Te has marchado, Señor, junto al Padre. Nos lo has dicho. Y no debemos entristecernos, sino todo lo contrario, alegrarnos, porque, desde lo alto sigues con nosotros y nos has enviado al Paráclito – Espíritu Santo – que nos acompañará hasta llegar también nosotros al Padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.