No merecemos todo
los que el Señor nos ha y está dando: la Vida Eterna en plenitud de gozo y
felicidad. Nos lo jugamos a cada instante de nuestra vida. Una vida que tiene
fecha de caducidad en este mundo y de eternidad en el otro.
Esa es la
enseñanza que quiero aprender y practicar. la que sale de tu Amor
Misericordioso. Dame, Señor, la paciencia y la mansedumbre para, injertado en
Ti, soportar y vivir a tu estilo cada instante de mi vida. Amén.
Y la fe en el Señor es la llave que abre esa puerta. En nuestra vida nos estamos fiando, a pesar de no haber ninguna garantía, a cada instante de mucha gente. ¡Cómo no fiarnos de nuestro Señor que ha dado su Vida por la nuestra? ¿Cómo no fiarnos de Aquel que nos ama con infinita Misericordia y nos da prueba de su compromiso de amor a cada instante? ¿Acaso estamos ciegos?
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