No se puede tomar
esa opción de seguimiento sino desde la fe. Porque, ¿cómo podrás soportar todas
esas acometidas de lobos en tu propia persona o familia? Solo en la fe podrás
encontrar esa fortaleza de la que tú mismo te sorprenderás.
Reconozco mi
impaciencia, mi inmediatez y sé que solo Tú, Espíritu de Dios, puedes llenarme
de tu paciencia y serenar mi espíritu para que mi corazón sea manso y humilde
como el Tuyo. Amén.
Porque, al final, mientras camina vas experimentando por ti mismo que seguir a Jesús vale la pena. Y lo irás viendo en la medida que dándote experimentas gozo y felicidad. Descubres que esa felicidad está escondida en esa entrega incondicional y gratuita por amor. Por un amor misericordioso que nos viene dado por Jesús. Él nos ama así y, por su Amor, también nosotros queremos amar de la misma forma. Y solo junto a Él podremos hacerlo.
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