Jesús viene y nos
acompaña, durante su vida pública y, a partir de su muerte y Resurrección, todo
el trayecto de nuestra vida. El Adviento es el punto de partida cada año para
tomar conciencia de que Jesús nace y está con nosotros cada año. En, con y por
Él peregrinamos hacia la Casa del Padre.
Me cuesta, Señor,
y eso descubre mi pequeñez, mi necedad, mi torpeza. Quiero ser libre y
siguiendo mis objetivos y proyectos me esclavizo. Sin embargo, dentro de tu
redil y dejándome pastorear por ti, soy libre, gozo de la vida y encuentro mi
verdadero camino. ¡Gracias, Señor!
Es un tiempo de
gozo, de alegría y de Buena Noticia. Un tiempo de salvación y de llamada a la
esperanza recordándonos de que Dios está presente, ha venido para permanecer
con nosotros y acompañarnos hasta nuestra hora final en este mundo. Pero
también un tiempo de vigilancia, de estar despiertos y atentos a resistirnos a
las seducciones del mundo, demonio y carne. Precisamente, para eso, ha venido
el Señor, tras su Resurrección y regreso al Padre, nos ha enviado al Espíritu
Santo, que camina con nosotros fortaleciéndonos y asistiéndonos en nuestra
lucha de cada día. Amén.
¿Qué
esperas de la vida si no aspiras a ser inmensamente feliz y eterno? ¿Acaso hay
algún objetivo mejor y más grande? Pues, lo creas o no, tú y todos los seres
humano, sin excepción de raza o condición están llamados a ser felices
eternamente. Ahora, te toca buscarlo y descubrirlo. Abre tus oídos y presta
atención.
Lo
placentero se esconde tras la necesidad. De modo que cuando tienes abundancia
comes sin ganas y bebes sin apenas tener sed. Solo en la necesidad aprender a
valorar el placer de comer y beber.
A los ricos el excesivo regalo, el comer sin gana y beber sin tener sed... les quita mucho placer. Porque, en todas las cosas, lo placentero no es tanto las cosa en sí cuanto la satisfacción de una necesidad. Y así lo que suele agradar no es tanto el beber vino dulce y oloroso, cuanto el echarse un buen trago de agua cuando se tiene sed. Ni está el placer tanto en comer pasteles cuanto en comer lo que sea, pero con buena gana. (CJ - cuadernos - 234 - Ricos y pobres en el Nuevo Testamento).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.