sábado, 30 de noviembre de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

El encuentro con Jesús desemboca en una explosión de júbilo, de alegría, de entusiasmo y esperanza. Y ese júbilo no se puede ni contener ni guardar dentro del corazón. Inmediatamente explota el deseo de compartirlo y de darlo a conocer.

Sí, mi Señor, necesito ánimo para levantarme cada día; para superar mis tedios y fatigas; para levantar el ánimo y sostenerme en pie para la lucha de cada día, para vencerme y hacer tu Voluntad. Y ese ánimo, Señor, sólo puedo recibirlo de Ti. Gracias, mi Señor.

Esa fue la experiencia tanto de Andrés como de Juan. Una vez conocieron a Jesús y compartieron una tarde con Él, quedaron entusiasmados de sus Palabras y de su mensaje de amor y misericordia. Y exultantes de alegría buscaron a sus hermanos y amigos para hacerles partícipes de ese acontecimiento. Porque, el amor y la misericordia no se pueden mantener guardados.

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